jueves, 8 de julio de 2010

Recuerdos...


Cuando se regresa de unas vacaciones todos los buenos y malos recuerdos de lo vivido vienen a la cabeza. Según pasan los días, te has reencontrado con tu familia, con tus amigos, has descargado y compartido tus fotos, esos recuerdos se hacen más presentes pero menos reales o incluso lejanos y es el momento para hacer balance. Como dijo un escritor alemán llamado Jean Paul “El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados”. Si me preguntasen por una descripción escueta de mi recuerdo de Sudáfrica, no tendría ninguna duda; Friendly people, beautiful country (tanto monta, monta tanto).

En Durban pasé los primeros 4 días. Me quedo con sus playas y su clima, además de con la estupenda gente que conocí en el guest house y en el centro de la ciudad. Luego fui 5 días a Ciudad del Cabo. Insuficientes. Cape Town me ha drogado y enamorado. Tiene todo lo que se pueda pedir en una ciudad, en una provincia. Montaña, playa, clima, vida marítima, naturaleza animal, parques naturales, buenos vinos, noche, día, diversidad de culturas, actividades, ocio… creo que sería imposible aburrirse en Ciudad del Cabo. Superó mis expectativas y me invita a volver algún día. De allí, una tarde inmemorable en Soweto. 20.000 personas con sus vuvuzelas, con su cariño, con su sonrisa y entusiasmo. Fue una experiencia el viaje desde el centro de Johannesburgo hasta el township más conocido del país con medio cuerpo fuera del coche grabando con la cámara a un pueblo que valora como nadie un gesto de cariño.

Madrugón para al Kruger. Una ruta a través de paisajes impresionantes por la Panorama Route, asombrado por la grandeza de Blyde River Canyon. Luego leonas, cebras, elefantes, jirafas, búfalos, hipopótamos y un leopardo a menos de dos metros de un coche abierto que me miró fijamente. Duró y cansado regreso a una ciudad, Pretoria, que iba a acoger el que a la postre sería el comienzo de la historia de España en este mundial contra Chile, con un estadio abarrotado y una entrada que guardo como amuleto para la final. Después de dos días de relax, regreso a España. Triste, pero contento por haber vivido algo que me quedará grabado mejor que cualquier tatuaje. A destacar, y para acallar a muchos periodistas (por llamarles de alguna manera) que se dedican a dar su opinión sin tener derecho a ella por no haber vivido la realidad, en ningún momento he tenido, sentido o palpado ningún tipo de inseguridad. Es una pena que solo venda lo malo, y no lo bueno, y que algunos, con sus juicios, perjudiquen a un país tan maravilloso de conocer.

He hecho muchos amigos en Sudáfrica, pero no solo sudafricanos. También mejicanos, argentinos, ingleses, canadienses, australianos, israelíes… a todos ellos: Ha sido un auténtico placer. Sólo espero que este domingo, España gane el primer mundial de su historia, el primer mundial en África, el primer mundial al que acudo como excusa para haber realizado el que, hasta ahora, ha sido el mejor viaje de mi vida.

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